Producir vino en Gualeguaychú
Publicada el 31 Marzo 2022
Enamorada de las bodegas de Mendoza, la familia Colombo recupera la cultura del vino perdida en la zona a través de Las Magnolias. Se trata de una bodega boutique de elaboración casera e identidad entrerriana
Impulsados por esta pasión se embarcaron en algo que parecía un poco loco, pensaron en probar. “Fue una idea acertada por lo que estoy viendo desde que estoy acá; hay muy buena materia prima, calidad. Se pueden hacer cosas muy buenas, diferentes porque la idea es tratar de tener una identidad, que cada lugar tenga su vino”, asegura Roberto Testa el enólogo mendocino, responsable técnico de los procesos de elaboración del vino en Las Magnolias desde que se inició el emprendimiento hace 4 años.
Los viñedos abarcan una hectárea y media, “tratamos de estandarizar la producción porque todavía tiene plantas jóvenes, eso recién se logra a los 8 años. Tenemos una producción de Sauvignon blanco de 1000 kgs, Malbec 5000 kgs, 4000 Tannat y 2000 kgs de Marselan.
La cultura del vino llegó a la provincia en 1850 de la mano de colonos suizos, franceses e italianos que se asentaron en Concordia, San José, Federación, Concepción del Uruguay y Paraná a quienes el propio Urquiza que tenía viñedos en el Palacio San José, les cedió sus cepas para que comenzaran con la actividad. Hacia 1928 Entre Ríos era la cuarta región productora del país: contaba con más de cien bodegas de distinto porte y unas 2.500 hectáreas destinadas al cultivo. Pero la crisis del 30 que llevó a una violenta caída en el consumo de vinos llevó al presidente Agustín P. Justo sancionar en 1935 una ley –la 12.137– que perjudicó a los viñateros entrerrianos en favor de los cuyanos. La prohibición de sembrar uva para vinificar se levantó casi 60 años más tarde, en 1993, con una nueva ley impulsada por el senador Augusto Alasino.



VINOS ENTRERRIANOS
Antes de arrancar hicieron un recorrido por los viñedos de Colón, Victoria y ROU tratando de resolver como se darían los viñedos con la humedad del litoral. En esa selección de variedades el Malbec fue elegido porque es un emblema argentino, Tannat por la influencia de Uruguay, Marselan que es el mayor desafío un vino muy diferente y particular. En viñedos de uvas blancas el Sauvignon blanc que hoy pasa por la tercera cosecha.
“La tarea pasa por adaptar la planta al lugar, los vinos van a ser diferentes ya que las condiciones climáticas, la altitud frente al mar son diferentes a las de Cuyo. “Buscamos no tanto la cantidad de kgs sino equilibrar los kgs, todavía no logramos el equilibrio. Si queremos explotar la planta en kgs podemos envejecerla, eso se va logrando de a poco para que no sufra”.
Los vinos entrerrianos no tienen concentración muy alta, “eso es positivo porque ya no se está buscando los vinos tan alcohólicos, sino vinos más suaves más faciles de tomar, con buena aromasidad, para acompañarlo en diferentes ocasiones, con su personalidad. También los vinos blancos en la zona son muy diferentes muy perfumados”.
Cuidado del viñedo
En la plantación y la elaboración trabajan dos personas que fueron especializadas en la poda por ingenieros de Uruguay. Año a año van estandarizando las labores con mayor conocimiento de los trabajos y la planta. De la parte comercial se ocupan otras personas.
En cuanto al manejo la poda se realiza igual que en Cuyo. En cambio las condiciones más extremas de humedad de Entre Ríos requieren más curaciones cuando la vid empieza a brotar o florecer. “Acá no hay problema con el agua pero una vez que empieza a florecer hay que estar muy pendiente con respecto al clima. Mientras en Mendoza es la piedra el desvelo ya que se puede llevar toda la producción”. Las curaciones son claves para protegerla de los ácaros, hongos o bacterias. Se utilizan sulfatos cuidando la planta, después de sacarle la uva que es su principal órgano de reserva, se trabaja en la raíz y en la hoja nutriéndola para que cuide sus reservas para el invierno. Luego las podas. La elaboración del vino lleva entre tres a cuatro meses pero- asegura el enólogo-“es un proceso continuo que nunca termina, es un estilo de vida una rueda que nunca para”.
Unidad productiva
El enfoque del emprendimiento es de una bodega boutique con alta calidad pero pequeñas producciones. “Hoy Argentina sobre todo en Mendoza y San Juan existe una concentración muy alta de bodegas, pensar en millones de kgs no es muy acertado. Sobre todo hoy que el consumidor busca experiencias diferentes”.
Las Magnolias tiene una producción promedio entre 30.000 y 40.000 botellas, buscando ofrecer un portfolio amplio de muchos productos para satisfacer las expectativas de cada consumidor. Tenemos Tres variedades de vinos tintos, blancos, un vino dulce y estamos con un proyecto de unas 7000 botellas de espumante.
La comercialización la realizan a través del restaurant ubicado también en las Magnolias, las visitas guiadas a los viñedos, y algunas vinotecas. “ Estamos fortaleciendo la comunicación, el concepto de la bodega boutique es que la persona pueda vivir la experiencia de la vendimia, de la visita guiada, de la elaboración, que conozca que es un trabajo muy arduo, que la gente pueda empaparse un poco y ver que en una botella no solo hay vino sino una pasión”.
Proceso de elaboración
El vino en la botella es solo una parte ya que la elaboración comienza en el viñedo, las cualidades del vino no dependen solo de la tecnología sino de la calidad de la uva.
“Acá tenemos la suerte de hacer la elaboración en el viñedo. Lo óptimo es moler y trabajar, se pierde calidad cuando se debe trasladar”. En la elaboración del vino blanco la uva se despalilla, se saca la parte verde luego la prensa obtiene la parte líquida. El blanco se elabora 100% líquido y ciertas cosas de la extracción de la piel. En el tinto la elaboración es diferente porque el color y todos los atributos no están en los líquidos; salvo el azúcar, sino en la piel. Los tintos tiene un proceso diferente es como un saquito de té que va tiñendo el líquido: “se meten todos los granos en un tanque, moviéndolos para que fermenten en el proceso de macerado. La uva se revuelve para que el jugo de a abajo se mezcle con la piel. En 10 a 15 días de fermentación se logra el color. También se extraen otras sustancias de la piel, luego el vino se empieza a limpiar naturalmente y se logra la armonía. “Es todo un proceso llevarlo a la botella y el cuidado una vez almacenado”, asegura Testa.
PROYECTOS
Entre los nuevos desafíos el desarrollo de chardonnay es una gran apuesta y próximamente lo van a cultivar. Otro importante que tiene que ver más con el objetivo de la bodega boutique es aumentar el portfolio en cuanto a diferencias. “Queremos elaborar por ejemplo un malbec reserva, un malbec más joven, un chardonnay. Sabemos que va a reducirse el nivel de botellas de una variedad pero brindando al consumidor, a través de nuestras capacitaciones, algo personalizado en su experiencia con el vino. Vamos a ir acompañando a nuestros clientes en su experiencia con el vino a través de distintas variedades. La idea es desarrollar más variedades blancas que tienen una cosecha más temprana y al buscar alcoholes bajos se adaptan mejor a la zona. Tal vez el día de mañana su pueda potenciar la producción de la zona y que sean reconocidos los vinos de Entre Ríos.


