El dominio de masas de aire de origen tropical volvió a generar condiciones favorables para la ocurrencia de precipitaciones en Entre Ríos, aunque con una marcada desigualdad en su distribución, según el último informe de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos. Durante diciembre, las lluvias se presentaron de manera generalizada, pero con mayores acumulados concentrados en el norte provincial y el centro de la Mesopotamia, mientras que el sudeste entrerriano continúa mostrando un escenario deficitario.
Los registros más importantes se observaron en los departamentos del norte, con una cobertura completa de las precipitaciones que valida la frecuencia de los eventos, aunque no así su homogeneidad. En contrapartida, el sudeste provincial recibió aportes insuficientes para alcanzar valores normales, con la excepción del departamento Victoria, que fue beneficiado por tormentas más intensas asociadas a sistemas que también afectaron el sudeste de Santa Fe.
El principal evento de lluvias se produjo entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, con aportes menores durante el lunes que no modificaron sustancialmente los acumulados. Posteriormente, la onda de inestabilidad se desplazó hacia el norte de la Mesopotamia, sin generar un secamiento del ambiente ni un ingreso significativo de aire frío. La elevada humedad persistente permitió una rápida recuperación de las temperaturas máximas, impulsada por vientos del sector noreste y la reorganización del aire tropical sobre el centro del país.
Estado de las reservas hídricas
El balance hídrico al 24 de diciembre de 2025 refleja con claridad los contrastes que dejó el mes. En Federación y Feliciano, se observan áreas con reservas excesivas, producto de acumulados que superaron los 100 milímetros en la última semana y alcanzan entre 250 y más de 300 milímetros en lo que va de diciembre, generando complicaciones puntuales.
Hacia el sur provincial, el gradiente de humedad se vuelve rápidamente desfavorable. En gran parte de Gualeguay y Gualeguaychú, las precipitaciones apenas rondan los 40 milímetros mensuales, configurando un escenario deficitario que se extiende hacia el noreste de la provincia de Buenos Aires. Entre Tala y Paraná, las lluvias resultaron algo más generosas y permiten sostener los cultivos que atraviesan etapas críticas como la floración. También se destaca una mejora en las reservas del departamento Victoria.
En las zonas con menores aportes, los técnicos señalan que los cultivos con buen desarrollo radicular podrían recibir un auxilio parcial desde la napa freática, aunque la situación continúa siendo ajustada.
Más lluvias en el corto plazo
Las condiciones ambientales siguen siendo favorables para nuevos eventos. La elevada carga de humedad no ha cedido y, con el avance de un frente cálido hacia el norte provincial y un débil sistema frontal desde el sur, se espera el inicio de un nuevo período de inestabilidad. Las precipitaciones comenzarían durante el sábado y podrían extenderse hasta el domingo, con mayores acumulados previstos nuevamente en el norte y el centro, mientras que el sur y sudeste dependerán de eventos puntuales para aliviar el déficit.
Perspectivas climáticas para el primer trimestre de 2026
De cara al verano, los informes climáticos advierten la presencia de un evento frío muy débil en el Pacífico Ecuatorial, con temperaturas superficiales del mar por debajo de los valores normales, lo que ubica al indicador ENSO en los márgenes del fenómeno La Niña. Según los modelos, se trataría de un episodio de corta duración y baja intensidad, con una posible retracción a partir de mediados de enero.
Si bien durante noviembre y la primera quincena de diciembre el enfriamiento oceánico fue evidente, su impacto sobre el régimen de lluvias a gran escala ha sido limitado. Las deficiencias observadas en algunas regiones del país no pueden atribuirse exclusivamente a La Niña, sino más bien a variaciones en el ingreso de humedad amazónica y a dinámicas propias de la escala regional.
En Entre Ríos, esta situación se traduce en una diferenciación norte-sur, con la mitad norte de la provincia más vinculada a las lluvias abundantes del litoral y la mitad sur asociada a un régimen más modesto, similar al de la zona núcleo. Estas compensaciones, aclaran los especialistas, no responden directamente al fenómeno La Niña y pueden revertirse en períodos cortos.
A medida que avance la transición interanual, las señales más claras del efecto Niña deberían manifestarse en Paraguay, el NEA o el norte de la Mesopotamia. Mientras no se consoliden déficits persistentes en esas regiones, el escenario climático seguirá mostrando una afectación limitada por el enfriamiento del Pacífico.
Un verano con lluvias irregulares, pero sin sequía instalada
El análisis de las temperaturas muestra que el aumento térmico observado en diciembre no ha venido acompañado de una interrupción en el flujo de aire húmedo, condición clave para sostener la generación de lluvias. No obstante, se trata de una etapa muy sensible: cualquier corte prolongado en el ingreso de aire tropical puede traducirse rápidamente en pulsos secos.
Para el trimestre estival, se espera una distribución irregular de las precipitaciones, con posibles recortes respecto de los valores normales, especialmente durante enero. Sin embargo, no se proyecta un escenario de sequía persistente. La tendencia indica una posible mejora en la provisión de agua hacia finales de enero y febrero, con el nivel freático cumpliendo un rol complementario para los cultivos con buen desarrollo radicular.
Conclusiones
Según el diagnóstico climático actual:
- El fenómeno La Niña se presenta en forma muy débil, sin expectativa de intensificación y con retroceso probable desde mediados de enero.
- El sur de Entre Ríos muestra una tendencia deficitaria más marcada en diciembre, aunque sin señales de que esta condición se consolide durante todo el verano.
- El norte provincial mantiene mejores reservas y solo mostraría un cambio significativo si La Niña comienza a manifestarse con mayor fuerza.
- El litoral y la Mesopotamia podrían atravesar pulsos secos temporarios, asociados a sistemas de alta presión, pero sin continuidad suficiente como para comprometer de manera generalizada la campaña.