LLEVÓ DE ARGENTINA, A RUSIA Y UCRANIA, TÉCNICAS PARA MEJORA LA AGRICULTURA

Publicada el 10 Marzo 2022

Es ingeniera en Producción Agraria y trabajó para empresas europeas y argentinas en la producción agrícola en Rusia y Ucrania, zonas que hoy atraviesan la peor parte del conflicto bélico.

Con el ataque de Putín a Ucrania nos enteramos que la zona en conflicto es una de las más productivas, que juntos Rusia y Ucrania representan más del 29 % de la producción mundial de trigo, 20 de la producción mundial de maíz y el 80 % del aceite de girasol a su vez Rusia representa el 20% del comercio mundial de fertilizante. En esta guerra también entran en disputa los mejores suelos agrícolas y esto afecta el comercio mundial y genera incertidumbre en los mercados que sufren alzas inesperadas. Una Ingeniera argentina Moira Muntz trabajó en la frontera agrícola epicentro de la guerra, incentivando la producción.

Transcurría el 2006 y los pools de siembra y empresas agropecuarias del mundo estaban deslumbrados por la posibilidad de producir en los suelos negros o “chernozem” con gran aptitud agrícola de Rusia, gracias a una ola de privatización de tierras del Estado. De esta manera Moira, que vivía en La Paz Entre Ríos, marchó con sus 28 años y algunos años de trayectoria a asesorar agronómicamente a estas empresas. La tarea no era difícil pero había mucho por hacer. La agricultura tenía larga data en Rusia pero con técnicas de los años 70, resistencia al cambio y un clima muy diferente.

El primer año la contrató un fondo de inversión Suizo que quería comprar tierras rusas y ponerlas a producir, luego se sumaron empresas argentinas que vieron el boom y pensaron en incursionar más en Ucrania. Luego trabajó para Dreyfus al sur de Rusia auditando al equipo que trabajaba a campo.

“Los europeos no sabían cómo hacer producir estas tierras y vinieron a buscar ingenieros argentinos para que les enseñemos de tecnología y la parte técnica, fuimos a ciegas dos ingenieros y una licenciada en economía agraria, vivíamos en el interior de Rusia en un pueblito llamado Kursk a 600 km al sur de Moscú, cercano a Ucrania. Estuvimos primero conociendo la cultura y tratando de meter la tecnología. La cultura agropecuaria estaba muy instalada porque son campesinos, desde siempre sembraron trigo, girasol y sabían cómo producir pero tenían tecnología de los años 70 en 2006”, cuenta Moira.

La producción era tan buena que se generó un furor que se iba contagiando entre las empresas de ir a producir en aquella parte del mundo y muchas se decidieron por desembarcar en Ucrania. “Era más fácil porque era más occidental la mentalidad y el régimen de lluvia mejor. En Rusia los suelos son espectaculares pero faltaba agua, ahora eso se está modificando por el cambio climático. La revolución agropecuaria era muy fuerte y para eso fuimos. Durante 2007 empresas multinacionales armaban giras tanto en Rusia como de Ucrania para que ver dónde convenía comprar. Nos volvimos en 2008 porque con la crisis mundial no dieron más los números para que siguiéramos ahí.”

La zona de la frontera entre estos dos países donde hoy se desarrollan gran parte de los ataques de Rusia es la región de los mejores suelos, el oeste de Rusia como el este ucraniano donde está la parte fuerte agropecuaria. “ahora con todo esta escalada bélica me he vuelto a comunicar con mis contactos, los rusos -aunque uno no lo crea -apoyan la guerra porque le creen a su presidente Putin que les dice que esos suelos eran rusos y se los prestaron para la revolución industrial, como no supieron resolverlo hoy quieren recuperarlos.”

Moira Muntz vivió y trabajó entre las fronteras de Ucrania y Rusia. Del lado ruso en las ciudades de Kursk, Oriol, más al sur Rostov del Don. En Ucrania Donetsk, Járkov, Ternopil todos los pueblos alrededor de Kiev.

PRODUCIENDO BAJO NIEVE

Salvando las diferencias en cuanto al clima, la producción se asemeja a la zona de mar y sierras argentina con trigos de alto rendimiento, suelos profundos y poca lluvia.

Durante la primera recorrida a campo por Rusia solo vieron nieve, pero debajo había trigo. “Ellos siembran el trigo en otoño tiene que estar en macollaje sí o sí, para que cuando venga la nieve no lo mate, si está más chico o más grande se muere. Después está todo el invierno bajo nieve que actúa de búfer; es como una capa protectora; que no permite que se congele. Luego se empieza a derretir la nieve con el sol fuerte, fertilizábamos y salían unos trigos increíbles. Porque tienen unos suelos espectaculares y por más que no llueva tanto tienen toda esa agua de deshielo”. Bajo ese sistema también hacen colza como cultivo de invierno. Los cultivos como girasol y remolacha- para la producción de azúcar- los producen en primavera y verano. Se siembran cuando se va la nieve, pasan todo el cultivo en el verano y se cosechan en el otoño.

“Algo que ayudaba mucho a la producción es que pasa el tren por todos lados, en camión al campo eran 20 km y de ahí al tren. La logística era increíble, la verdad es que Rusia tiene infinito potencial aparte está al lado de China y Europa pero la limita el tema cultural”.

AGRICULTURA ARGENTINA FOR EXPORT

Entre los cambios de manejo que incorporaron en tierra rusa y ucraniana una de las más importantes fue sacar la rotación de suelos que hacían dejando descansar un año el suelo. Además introdujeron maquinaria de siembra directa y enseñaron la técnica, el manejo de herbicidas e integral de plagas. Instalaron la cultura del silo bolsa que mejoró la forma de almacenar a cielo abierto que tenían.

“Nosotros también aprendimos mucho porque no sabíamos de producir bajo la nieve, fue mutuo el aprendizaje. Costó al principio porque era gente muy cerrada pero cuando empezaron a ver cambios fueron aceptando”.

“La limitante es el agua porque estamos muy adentro del continente y llueve poco. En Ucrania estaban empezando a hacer maíz bajo riego pero no es tan fuerte como el girasol que necesita menos agua, la colza y el trigo. También tuvimos que lidiar con el horario de trabajo reducido al que estaban acostumbrada la gente de campo y hacerles entender que con una ventana de siembra tan chica debían trabajar de noche, como hacemos en Argentina. Todo ese cambio cultural es el que fuimos a hacer y por eso buscaban argentinos en vez de europeos, que estamos acostumbrados a manejar grandes extensiones. Llevamos maquinaria de EEUU, de nuestro país para esos campos enormes de 5000 has sin alambrados, de suelos espectaculares, donde casi no hay ganado solo cortinas de árboles”.

Feliz con su experiencia Moira explica, “fue el sueño del pibe porque con poco hacíamos un gran impacto, pasar de la reja vertedera para 1000 has a una sembradora con capacidad para 5000 has fue terrible”.

Hablar inglés muy bien le sirvió muchísimo; “no había traductores de español, mis compañeros que no sabían ingles la pasaron mal, pero cuando me di cuenta la presión que hacían a los extranjeros, me puse a aprender el idioma. Necesitas la espalda de alguien para poder manejarte en Rusia, hay mucha desconfianza”.

El hecho de haber vivido entre estos dos países le permite reflexionar sobre la guerra: “no puedo entender esta pelea entre hermanos, estoy hablando del interior. Estos pueblitos donde estuvimos viviendo que hoy están bombardeando, no lo entiendo. No puedo creer con mi mente occidental lo que dicen mis conocidos de Rusia que tienen tan marcado a fuego lo que vivieron, que vienen muy castigados de la segunda guerra mundial, comunismo y no lo puedo creer”.

Karina Escola

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