Don Tuco, tradición ganadera entre Arrecifes y Ceibas

Ganadería
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El sistema de producción mantiene la inseminación como base y un riguroso manejo a pasto

La historia de Don Tuco comienza en Arrecifes, provincia de Buenos Aires, en 1958, cuando el abuelo dio el primer paso en la cría de Angus. Desde entonces, tres generaciones fueron consolidando un trabajo que combina tradición, adaptación y una visión de futuro que hoy se refleja en dos establecimientos: el histórico en Arrecifes y “La Amalita”, en Ceibas, Entre Ríos.

En la zona de Arrecifes, donde la agricultura fue desplazando a la ganadería, la cabaña mantuvo un plantel de madres puras controladas otro de pedigre y apostó por integrar ambas actividades. “Nosotros lo que hacemos en Arrecifes es tratar de combinar las dos cosas, agricultura y ganadería. En invierno aprovechamos los verdeos para meterle kilos a los animales y en primavera hacemos agricultura, logrando un buen margen y cuidando el suelo”, explica Félix Olivera.

La expansión hacia Ceibas comenzó en 2017 con el alquiler de un campo, hasta que más tarde se concretó la compra de “La Amalita”, sobre el camino a Cuatro Hermanas. Ese paso permitió crecer en cantidad de vientres y adaptarse a un mercado distinto. “En Entre Ríos los clientes buscan un toro más alto, más caminador, distinto al carnicero y ancho que demanda Buenos Aires. Don Tuco siempre supo tener ese tipo de animal, y la buena adaptación en esos campos nos abrió muchos clientes nuevos”, destaca Olivera.

El sistema de producción mantiene la inseminación como base y un riguroso manejo a pasto, diferenciando toros para venta particular y otros preparados especialmente para exposiciones. Con un plantel de Angus negros y colorados, la genética proviene de la histórica Cabaña Santa Sergia, con la cual trabajan hace más de tres décadas, y que recientemente dio lugar a la apertura de su propia línea de pedigree.

Actualmente, Don Tuco vende alrededor de 60 toros por año y proyecta realizar su propio remate con una oferta de 80 toros y entre 120 y 150 vaquillonas, muchas de ellas ya paridas. “Queremos que el cliente que compra una vaquillona esté tranquilo de que ya parió. Así sabe que ahora le toca a él seguir con la producción”, subraya Olivera.

Con el número de criador 349 en la Asociación Argentina de Angus, uno de los primeros registrados, Don Tuco es sinónimo de continuidad y evolución. Entre la tradición de Arrecifes y el empuje entrerriano de Ceibas, la cabaña sigue marcando su sello en la ganadería argentina.